sábado, 16 de agosto de 2008

La Cúrcuma y sus efectos en hepatitis, Alzheimer y otras enfermedades.


Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río

Coordinador de Medicina Ortomolecular del Centro de Estudios de Medicina Integradora de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

El nombre científico de la cúrcuma es Curcuma longa. Se trata de una planta perenne que pertenece a la familia de las Zingiberáceas. Se caracteriza por contar con un gran rizoma ovoidal con tubérculos cilíndricos sésiles y anaranjados en su interior. No se le conocen frutos. El género Curcuma contiene cerca de 30 especies.
La cúrcuma se emplea como colorante culinario y constituye uno de los principales condimentos en la mezcla que compone el curry, una salsa integrada con pimienta, canela, coriandro, jengibre, clavo de olor, comino y nuez moscada.
Esta planta es originaria de la India donde se menciona en el Atharva Veda y en otros antiguos textos sánscritos. Se sabe que crece en los suelos húmedos, ricos y arcillosos.
La cúrcuma contiene entre el 2 y 9 % de curcuminoides, aceite esencial entre 1.5 y 5.5 % así como polisacáridos, materias colorante (3 al 6 %), sales potásicas, resina y glucósidos. La autoridades sanitarias alemanas exigen un mínimo de 3 % de curcuminoides, lo mismo que de aceite esencial. También contiene polisacáridos, arabino-galactano, sales potásicas, resina y glucósidos.
Entre las acciones farmacológicas de esta planta, destacan su efecto hepatoprotector, antimicrobiano, antioxidante, colerético, inmunoestimulante, hipolipemiante, digestivo, antifértil, repelente de insectos y antiinflamatorio.
En relación al efecto protector del hígado, existe un estudio clínico doble-ciego que se hizo con 12 personas sanas. En dicho estudio, se determinó que la curcumina en dosis de 40 mg produce efectos colagogos sobre la vesícula biliar cerca del 50 % de su capacidad contráctil (Rasyid A. et al. 2002). Debido a esta acción, es útil en la colecistitis y previene la colelitiasis.
Se han hecho estudios clínicos sobre el beneficio de la cúrcuma en pacientes con hepatitis aguda. En ellos, se ha corroborado el efecto benéfico de la planta medicinal. En todos los casos, los parámetros paraclínicos de la hepatitis volvieron a sus valores normales en un promedio de 16 días. Esto nos indica el potente efecto antiviral de la cúrcuma. También en el laboratorio la cúrcuma ha demostrado in vitro una capacidad inhibitoria en la replicación del HIV, con incrementos en el número de linfocitos CD4 así como inhibición las enzimas implicadas en el mecanismo de entrada intracelular del virus (Li C. et al., 1993).
Pasando a los efectos sobre el tracto digestivo, específicamente a nivel de la mucosa, el extracto de cúrcuma demostró una actividad citoprotectora al reducir la secreción ácida, aumentar el mucus de la pared gástrica y restaurar el contenido sulfidrilo no proteico del estómago. Estos efectos extraordinarios se han demostrado en pacientes con úlcera péptica a través de exámenes endoscópicos (Prucksunand C et al., 2001).
Un efecto muy impresionante es sobre los músculos. El músculo esquelético es frecuentemente el sitio de lesión tisular debido a un trauma, alguna enfermedad, defectos del desarrollo o por cirugía. Sin embargo, hasta la fecha, no se conocía ningún tratamiento efectivo para estimular la reparación del músculo esquelético. Thaloot et, al. Investigaron la cinética y la extensión de la regeneración muscular in vivo después de un traumatismo, seguida de una administración sistémica de curcumina en ratones. Los análisis histológicos y bioquímicos indicaron una restauración más rápida de la arquitectura del tejido normal en ratones tratados con curcumina después de solamente 4 días, mientras que los controles requirieron más de 2 semanas para la restaurar la arquitectura del tejido normal. Este mismo efecto lo tiene sobre heridas. O sea que acelera la curación de heridas.
Algunos de los principios activos de la cúrcuma tienen efecto antimicrobiano contra ciertos microorganismos patógenos, particularmente Staphilococcus sp., Escherichia coli, Candida albicans, Proteus vulgaris y Cryptococcus neoformans.
También se ha podido constatar un efecto muy importante a nivel oncológico. Se ha visto que la cúrcuma juega un papel protector sobre substancias inductoras de cáncer, especialmente de colon. Las substancias estudiadas son principalmente las nitrosaminas. La curcumina puede operar a través de la supresión de la activación del factor nuclear-kB (NF-kB). El NF-kB es un factor de transcripción nuclear requerido para la expresión de los genes involucrados en la proliferación celular, la invasión celular, la metástasis, la angiogénesis y la resistencia a la quimioterapia (Baldwin 2001). Este factor es activado en respuesta a los estímulos inflamatorios, carcinógenos, promotores de tumores y la hipoxia, la cual se encuentra frecuentemente en los tejidos tumorales (Pahl, 1999). Varios grupos científicos han demostrado que el NF-kB activado suprime la apoptosis en una amplia variedad de células tumorales (Wang et el. 1996) y también ha sido implicado en la resistencia a la quimioterapia.
Hay varios estudios que sugieren que la curcumina es radioprotectora. Algunos investigadores demostraron que la curcumina protege de la toxicidad inducida por la radiación. Thresiamma et al. Demostraron que la irradiación de cuerpo entero de ratas produce fibrosis pulmonar en 2 meses según se ha visto en un aumento de hidroxiprolina del colágeno pulmonar y la histopatología. Ahora bien, la administración oral de curcumina redujo significativamente la hidroxiprolina del colágeno pulmonar.
La cúrcuma tiene un fuerte efecto antiinflamatorio. Este efecto lo induce por varios mecanismos, tales como inhibición de la prostaglandinas, estabilizando las membranas lisosomales, inhibición de la actividad de los leucotrienos, inhibición del tromboxano B4 e inhibición de la substancia P. Su acción es tan grande que es comparable a la de la hidrocortisona.
Algunos estudios también han demostrado que la cúrcuma puede hacer disminuir los niveles de colesterol y lípidos en la sangre, en un promedio de 7 semanas, casi a la misma proporción que el clofibrato. Por otro lado, se ha comprobado que la cúrcuma disminuye los depósitos de colesterol en la aorta y de la misma forma disminuye los niveles de triglicéridos en la sangre. Por esta misma razón, la curcumina reduce la incidencia de la formación de cálculos biliares de colesterol.
La actividad farmacológica antioxidante de la cúrcuma es muy importante ya que inhibe la peroxidación lipídica, así como la agregación plaquetaria. Este efecto inhibidor de la agregación plaquetaria le da capacidad de prevenir trombosis, embolias, etc.
La inflamación cerebral en los pacientes con la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por citoquinas aumentadas y microglia activada. Los estudios epidemiológicos sugieren que un riesgo reducido de la enfermedad de Alzheimer está asociado con el uso a largo plazo de medicamentos antiinflamatorios no esteroides. Mientras que el ibuprofeno suprimió la inflamación y la patología relacionada con las placas en modelos de ratones con Alzheimer, el uso excesivo de estos antiinflamatorios puede causar toxicidad gastrointestinal, hepática y renal. Una alternativa de los antiinflamatorios no esteroides es la curcumina. Lim et al. encontraron que la curcumina reduce el daño oxidativo y la patología amiloide en modelos de ratón con Alzheimer.
La formación de cataratas relacionadas con la edad es un problema de salud importante a nivel mundial. Se ha sugerido al estrés oxidativo como una causa subyacente común de la cataratogénesis y se ha demostrado que el aumento de las defensas antioxidantes del lente ocular previene o retrasa la formación de cataratas. Awasthi et al. probaron la eficacia de la curcumina para prevenir la formación de cataratas.
Hay reportes que mencionan que la curcumina disminuye la pancreatitis. La curcumina inhibe en forma marcada a al NF-kB, a AP-1, IL-6, TNFalfa e iNOS en el páncreas. Basados en varios estudios, podemos deducir que la curcumina es útil como tratamiento de la pancreatitis. La curcumina inhibe dos procesos patológicos tempranos de la pancreatitis; la activación patológica de los zymogenos digestivos y el factor de transcripción NF-kB.

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